Artista mexicana une a países a través de los zancos

Desde hace más de 10 años, Laura Anderson Barbata, artista transdisciplinaria y trasnacional, como ella misma se define, trabaja con zancos, una antigua tradición mediante la cual realiza performances y acciones callejeras en diversas ciudades como Puerto España, en Trinidad y Tobago, Nueva York y en Oaxaca, México.

Aunque inició en el dibujo y después incursionó en la escultura, la artista recordó que su interés por trabajar la idea de la escultura en movimiento, la llevó a una colonia marginal de la capital de Trinidad y Tobago, con altos índices de violencia y problemas sociales, donde se impartía a jóvenes un taller para aprender a bailar en zancos.

En entrevista con el Conaculta, destacó que con intervenciones transcomunitarias, donde lo mismo participan zanqueros de Nueva York y Trinidad y Tobago, que los llamados Zancudos de Zaachila de Oaxaca, busca reforzar, reconocer, apreciar y difundir la tradición del baile en zancos.

Se trata, dijo, de una plataforma para promover valores, pues se puede hablar lo mismo de geografía que de ecología, y a través de historias se involucra a los jóvenes para que se comprometan con esta tradición y en el proceso de fabricación de zancos y escenarios con los materiales que se tienen a la mano.

Pero al mismo tiempo, añadió, me interesa la metáfora del zanco: te subes al zanco y ves el mundo desde otra perspectiva, una perspectiva elevada y en ese ejercicio donde nos elevamos todos a ver el mundo y vernos los unos a los otros, se promueven valores como el respeto, el reconocimiento a las diferencias, la apreciación por las distintas maneras de vivir y de expresar los valores propios y los intereses.

Originaria de la ciudad de México, Laura Anderson, quien divide su tiempo entre la capital mexicana y Nueva York, donde realiza sus estudios, apuntó que incursionó como voluntaria en el taller de zancos de Trinidad y Tobago, atraída por esas esculturas en movimiento de “seres alados, altísimos, magníficos”, y ayudó a desarrollar un proyecto de autogestión que dio visibilidad a los zanqueros de ese grupo, quienes ya aparecen en videos, documentales y hasta libros.

Después la artista regresó a Nueva York y continuó con el proyecto, pues sabía que en Brooklyn había un grupo de zanqueros, el cual ya conocía parte de su trabajo realizado con la comunidad de Trinidad y Tobago.

En ese entonces, precisó Anderson Barbata, una galería la había invitado a hacer una exposición individual, pero ella ya no estaba interesada en hacer una muestra estática con obras y objetos, sino quería llevar a cabo un proyecto interactivo con la participación de la comunidad.

Sin embargo, con los zanqueros de Brooklyn realizó una exposición, varios performances e intervenciones, como aquella en Wall Street, donde hombres trajeados, gigantes, caminaron por esa calle emblemática para la economía mundial y repartieron monedas de chocolate mexicanas, en respuesta a la crisis económica, iniciada en 2008.

Posteriormente, a Laura Anderson le surgió la inquietud de acercarse a México, donde “sabía que había zanqueros, pero no los encontraba”, hasta que finalmente, dio con don José Mendoza y los Zancudos de Zaachila y pudo trabajar con ellos, gracias a una beca del Sistema Nacional de Creadores.

“Los Zancudos no sabían que existían zanqueros en El Caribe ni en África, los de Brooklyn no sabían que existen en Oaxaca. Es una tradición compartida entre grupos diferentes, cultural y racialmente diferentes, nosotros construimos estos puentes de comunicación e intercambio, un proceso de acompañamiento para luego construir acciones juntos”.

Y es que, por ejemplo, en 2010, el Mercado de Jamaica fue escenario para una acción espontánea, donde zanqueros de Nueva York y de Oaxaca, se dieron cita para aparecer y sorprender a la gente que trabaja en ese espacio de abasto.

En Oaxaca, añadió la artista, se interesó en integrar talento y tradición, por lo que  invitó a artesanos, escultores, alebrijeros y restauradores de iglesias a trabajar en los zancos de madera, además de promover los bordados y los textiles, toda vez que los zanqueros se presentaban cada vez más con camisetas y jeans.

Todos los elementos utilizados en las experiencias con zanqueros de Trinidad y Tobago, Estados Unidos y México, como los trajes, videos, fotografías y zancos, están presentes en la exposición Transcomunalidad. Intervenciones y colaboraciones con zanqueros y artesanos, que actualmente se encuentra en exhibición en el Centro de las Artes de Monterrey, Nuevo León.

En los próximos meses, la muestra Transcomunalidad viajará a Nueva York, para exponer el proyecto de este trabajo de colaboración con comunidades, donde además se presentarán performances con zanqueros y posteriormente Laura Anderson comenzará a trabajar con un grupo de migrantes de Zaachila, que saben bailar en zancos y hoy viven en Connecticut, Estados Unidos.

“Este proyecto se va uniendo. Los migrantes que mantienen su tradición viva en lugares como Connecticut están muy contentos, pues les va a dar mucha visibilidad y reconocimiento, es muy importante”.

La exposición Transcomunalidad también irá a Wisconsin, Estados Unidos, donde hay comunidades de origen nativo-americano, indígena, afroamericano y brasileño; luego a Florida, y se tiene interés por exhibirla en Venecia, Italia, donde muchas de las tradiciones se están abandonando por la sobre comercialización.

Cuando en Venecia vieron la reacción que tuvo la exposición que estuvo en el Museo de la Ciudad de México, la artista precisó que las autoridades de esa ciudad reconocieron a esta iniciativa como un tipo de acercamiento para rescatar, reconocer, apreciar y valorar la difusión de las tradiciones.

Laura Anderson comentó que el proyecto Transcomunalidad pudo realizarlo en Oaxaca gracias al apoyo del Sistema Nacional de Creadores, donde fue seleccionado por la conjugación de talentos y saberes de las comunidades zanqueras y los artesanos.

Precisó que fue un verdadero privilegio contar con ese apoyo, pues el objetivo era crear un diálogo para reforzar la tradición y promover los valores en cada uno de los países donde los zanqueros se manifiestan de manera diferente.

La artista destacó que trabaja con la idea de que los jóvenes se adueñen de esta tradición, pues la práctica de los zancos son rituales que se heredan: “si no entiendes el origen de lo que practicas, lo puedes abandonar muy rápido, lo puedes perder porque no lo aprecias, pero si reconoces que es una herencia cultural, reafirmas más tu compromiso, eso es lo que trato de promover, también por el diálogo de las comunidades a través de este intercambio, donde reconocen que su tradición tiene una importancia cultural no sólo para ellos, sino para el mundo, porque los conecta, se identifican y van viendo su historia, y se interesan más por su práctica”.

Por ello, Anderson Barbata, quien además de beneficiaria ha sido jurado del Sistema Nacional de Creadores y tutora del programa Jóvenes Creadores, indicó que seguirá trabajando con las comunidades de zanqueros para difundir esta tradición y conectar a grupos de diferentes países para enriquecer su práctica.